Cultura popular desde el proceso social-cognitivo como sustento de identidad en un mundo globalizado.
Cultura popular desde el proceso social-cognitivo como sustento de identidad en un mundo globalizado.
Autor: Dr. José Dionicio Benaventa Mirabal[1].
Resumen.
En esta investigación se considera la cultura popular, como el verdadero y legitimo legado cultural como proceso social inherente a la actividad del humano, generador de conocimientos desde el entorno vital de los grupos sociales, en el desenvolvimiento de sus integrantes y en su inter-relacionalidad, instituyendo cada comunidad, rasgos y características propias que las identifican a un nivel de universalidad en un mundo pluricultural y multiétnico signado por los avances tecnológicos y científicos; siendo necesaria la consolidación de su identidad como agrupación social y la rigurosidad del sentido de pertenencia, para no perecer o ser reemplazadas sus tradiciones y costumbres, que nacieron conforme a su morfogénesis y condiciones toponímicas, -representada en este caso por lo la cultura popular-, y la no vigorosidad socio-cultural estatuida, pueden atrofiar su libre pensamiento, convivencia y supervivencia como actores activos en una superestructura social cada vez mas globalizada. En este sentido se desarrolla el presente ensayo académico, para ser presentado y optar al título correspondiente de Postdoctor, el cual ha sido enmarcado en la línea de investigación de inter, intra y multiculturalidad en Educación, en la temática sobre globalización y multiculturalidad del Postdoctorado en Ciencias Sociales dictado por la ilustrísima Universidad de Carabobo.
Palabras claves: Cultura. Identidad. Proceso social. Cognitivo. Globalización.
Introducción
Muchos son los mecanismos y herramientas que utiliza la sociedad para lograr el reconocimiento de los valores y principios que regulan su interrelación, tanto de los individuos que en ella participan, como la interacción que reciben de otros grupos sociales en el contexto global.
Dentro de estos componentes identificatorios de las comunidades, podemos mencionar la cultura, como uno de los elementos si no el más importante, uno de los que juega un papel preponderante en la supervivencia de recados históricos, de sociedades que han cabalgado con el embate del tiempo, llevando consigo, legados, ideas, costumbres, mitos, valores, entre otras cosas, que han transmutado hasta nuestros tiempos, otorgándosele por su rasgos peculiares, el justo reconocimiento de sociedades activas y conservadoras de sus tradiciones y costumbres que la toman de ejemplo por su aporte al patrimonio de la humanidad.
La cultura como elemento de estudio, se aborda desde el punto de vista sociológico y antropológico, abarcando tanto el aspecto espiritual como el material, es decir, no solo comprende el quehacer del ser humano per se, sino también sus instituciones y los medios de socialización cultural. Pero también debe advertirse, que cuando se hace referencia en esta investigación al termino de cultura popular, no se esta limitando a simplemente destacar una particularidad o especificidad de la cultura como tal, ya que se considera que la cultura es una sola, sin remoquetes, sin chantajes ni discriminación, en este ensayo cuando se hace referencia al término de cultura popular, es para hacer hincapié de manera inequívoca que la cultura emana y tiene su fuente originaria en el seno del pueblo mismo.
En este sentido sociológico y antropológico, se incluye el estudio de la cultura como un proceso eminentemente social y, como fuente epistemológica; proceso y conocimientos que emanan del quehacer humano en su cotidiano desenvolvimiento dentro del medio ambiente en que se desarrollan y conviven los grupos sociales, desplegando y difundiendo además, elementos característicos que los identifican de otras comunidades existentes, dando lugar con ello al sello indeleble de su identidad que los nivelará y fortalecerán en un mundo globalizado.
Intencionalidad del tema para ser estudiado.
En el presente ensayo se persigue desarrollar el tema de la cultura popular como un proceso social, inmanente a la actividad del ser humano y su afán cotidiano, constitutivo de elementos que identifican de forma clara y precisa la idiosincrasia particularísima de los grupos sociales o distintas comunidades existente a todo lo largo y ancho del globo terráqueo; en este sentido, se procura desplegar el tema de manera crítica, conjugando lo racional, lo epistémico y lo reflexivo tomando en consideración que sobre el fondo del asunto en comento, existen múltiples opiniones de gran peso doctrinario y metodológico.
¿Es la cultura popular el verdadero sustento de identidad en un mundo globalizado? Esto es lo que podríamos establecer como premisa para luego y a través del camino investigativo, llegar a conclusiones verosímiles. No se agota el tema con este opúsculo, ni los criterios que se exponen, pretenden abrazar toda la complejidad que comprende la concepción cultural, pero se concibe de manera muy sincera, como un paso que seguramente podría dar lugar a otras investigaciones similares o dar continuidad a la actual.
Qué se entiende por cultura.
Partiendo del concepto de cultura y haciendo retrospectiva de sus distintas acepciones de acuerdo a la época, nos damos cuenta que su definición se adapta a las circunstancias de tiempo y lugar, así tenemos que el uso de la palabra cultura nace significando en el Latín, “cultivo de la tierra”, para luego designar también el “cultivo de la especie humana”, y comienza entonces a confundirse el término cultura con el de civilización, para llegar a simbolizar y diferenciar con el romanticismo del siglo XVIII, al ser humano como “culto o inculto”, entendiendo al cultivado, como la persona que ha desarrollado sus facultades intelectuales a través de la lectura y el conocimiento y en cuanto a la persona inculta, como aquella que no había desplegado su actuación en las actividades eruditas y artísticas.
Con el surgimiento y aplicación de las teorías sociológicas y antropológicas contemporáneas, el término cultura toma una nueva dirección y lo extiende al sentido
social, aquí se consideran todos aquellos actos humanos realizados en una comunidad, incluyendo todas las prácticas económicas, sociales, políticas, religiosas, ambientales, artísticas, tecno-científicas, morales, espirituales, entre otras; evitando con estas posiciones ideológicas, la diferenciación discriminatoria entre personas cultas e incultas de aquel pensamiento romántico y dándole asimismo, una concepción de universalidad, respeto y reconocimiento a las heterogéneas culturas existentes en el planeta tierra.
Cultura popular.
Ya advertimos anteriormente sobre el hecho de distinguir entre cultura y cultura popular, cuando se dijo, que al hacer referencias al termino de cultura popular, no se esta limitando a destacar una particularidad o especificidad de la cultura como tal, ni mucho menos considerar la cultura como la generalidad y la cultura popular como una rama de aquella, no señor, no es esa la orientación que se le da en este trabajo, se ha expresado y así debe considerarse que la cultura es una sola, al referirme al término cultura popular, es para hacer hincapié de manera inequívoca que la cultura emana y tiene su fuente originaria en el seno del pueblo mismo.
En este sentido y citando a Ludovico Silva (1979; 221), se comparte la idea cuando éste expresa en referencia a la definición de la cultura, lo siguiente: “…Es la distinción entre lo que se suele llamar concepto “elitesco” de la cultura, que yo prefiero llamar “oligocrático”, y el concepto antropológico. Según el primero, el dominio de la cultura se restringe a las bellas artes, la literatura y a veces, la ciencia. Según el segundo, cultura es toda producción humana…No hay pues, sino una sola cultura, la cultura humana, que tiene distintas manifestaciones, entre ellas la artística y literaria”. De manera que se debe concebir la cultura en una sola dimensión, en una sola concepción, producto del dinamismo del humano en relación al ambiente donde se desenvuelve.
La cultura es la expresión genuina de la verdadera libertad.
Cuánta tinta y papel se ha destinado en el transcurrir histórico, para explicar las distintas teorías referidas a la libertad que tienen los individuos dentro del conglomerado social en el
que se desenvuelve. Y se puede afirmar que las bases de la verdadera libertad esta en la cultura, como expresión genuina y representativa de los saberes de los pueblos (Cultura popular).
La cultura popular constituye entonces, el pedestal sobre el cual el pueblo edifica sus afectos más significativos que brotan desde lo más profundo, y que son producto de la creatividad liberadora nacida precisamente del libre pensamiento, de la libertad de la cual goza el ser humano y que aportan ese sentir en el espacio geográfico y tiempo crono, para compartirlo, para convertirlo en su idiosincrasia, costumbres y arraigo innato para macerar a través del tiempo, la personalidad de los pueblos y su existencia histórica cultural. La verdadera libertad del individuo y su entorno social nace, se manifiesta, se fortalece y se divulga a través de la cultura.
Siendo entonces la cultura la cuna donde emerge la libertad creadora del individuo y por consiguiente de su comunidad, se constituye a los ojos de otros pueblos, en el escudo protector de su independencia y soberanía, traduciéndose esto en el respeto mutuo, en la igualdad, en la universalización de su idiosincrasia y consolidación como grupo social dentro de la superestructura social mundial, todo ello soportado en sus poderes creadores y como expresión genuina de la libertad del individuo y de su grupo social.
Cultura como proceso social-cognitivo.
“No es cierto que los seres humanos
somos seres racionales por excelencia.
Somos, como mamíferos, seres
emocionales que usamos la razón
para justificar y ocultar las emociones
en las cuales se dan nuestras acciones.”
Humberto Maturana
Cuando se habla de la acepción proceso social, hacemos referencia a todos los procedimientos, facetas y pasos que se suceden e influyen de manera decisiva en un determinado grupo social en un espacio de tiempo y de lugar. De acuerdo a como se desarrolle ese proceso social, es que esa comunidad puede llegar al establecimiento de un
verdadero estatus quo societal, que le garantice el desplegarse y conservarse en el tiempo como entidad cultural.
En ello se incluye de manera integral y holisticamente un proceso general o global, conformado por la sumatoria de todos los procesos específicos (no quiere decirse con esto, que actúan de forma separadas e independientes, por el contrario, es necesario que se produzcan para poder generar íntegramente todo el proceso social), porque cada acción e incluso la omisión o inacción, generan todo un proceso formativo, llámense económicos, sociales, políticos, tecnológicos, religiosos, ambientales y en fin, toda una gama de sucesos, hechos y acontecimiento en interacciones permanentes y relacionadas con el ser humano y el ambiente donde se desarrollan y conviven.
Todo ese proceso social que se ocasiona y autogenera continuamente, lleva consigo un conocimiento, una enseñanza, un aprendizaje de manera dialógica para todos los que interactúan en él, y combinados de manera racional e instintivamente todos esos elementos con la praxis social, se genera de manera inmanente como resultado, la cultura, producto precisamente de esa interrelación entre sujetos, objetos y ambiente.
Reiteramos que la cultura no es el producto de la acción del ser humano solamente, juega un papel importantísimo el medio ambiente, el nicho vital donde se desarrolla. Si se limita el concepto cultura, solamente como hechura única y exclusivamente del humano, pues, estamos limitando el proceso cognitivo verdadero, por ejemplo, el ser humano en las regiones frías y con frecuentes lluvias, usa abrigo que fabricará de cualquier manera, de piel de animales, plantas, telas, etc., para guarecerse de los efectos climáticos y de la humedad, su piel tendera a ser mas velluda, tomará bebidas calientes y usará productos artificiales o naturales que le mantengan en temperatura adecuada, para poder permanecer en ese espacio ambiental, igual hará con su vivienda, con los medios de subsistencias, sembrará los productos agrícolas (como las fresas y melocotones) y criará animales (como ovejas), usará el transporte apropiado, utilizará los elementos naturales existentes en la zona para realizar sus utensilios, en conclusión, recurrirá a los recursos nativos para adecuarse y adecuarlos al espacio ambiental y climático existente; cosa contraria, haría un individuo o grupo social que viva en una zona caliente, como las costas marinas o los llanos, en fin, lo que se quiere
explanar es que el ambiente es de suma relevancia para el establecimiento y caracterización de la concepción cultural.
Para reforzar este criterio, se trae a colación la Teoría de Santiago (desarrollada por los autores: Humberto Maturana y Francisco Varela), cuando expresan que: “la percepción del medio de un organismo es un proceso vital complejo: interacción, emoción, comportamiento, etcétera. Es decir, la apreciación o percepción del entorno es una actividad mental o cognición, y es esto en lo que se basa la Teoría de Santiago: la cognición es lo que mantiene con vida, en todos los niveles de vida, a los organismos. Sin siquiera requerir la existencia de un cerebro y sistema nervioso”. Se puede indicar entonces, que la cognición es el proceso mismo de la vida. Donde cognición (del Latín cognosceré) significa “conocer”, que no es otra cosa en el caso que nos ocupa, que la facultad de los seres vivos de procesar información a través de la percepción y del conocimiento adquirido en el espacio territorial y temporal donde se desenvuelve.
Pero vayamos más allá, si la cognición se obtiene del proceso social, de la interacción dialógica de todos los elementos confluentes en un espacio y tiempo, el ser humano, echa mano de su creatividad para amoldarse y establecer un proceso de adopción de convivencia, de subsistencia y permanencia, pero, ¿de dónde brota esa capacidad humana para exponer a todas sus anchas ese proceso creativo de adaptación al medio y viceversa? Pues, simplemente de la ejecución o puesta en práctica de la verdadera libertad del ser humano, que emana de lo más profundo del sentimiento para abrogarse y arraigarse de manera unísona, en respeto, en equilibrio, en justicia e igualdad, entre individuo y ambiente, porque aunque se crea o no, la naturaleza también ejerce su libertad y creatividad a sus anchas.
Haber si podemos graficarlo con un ejemplo, una comunidad que se haya alojado cerca de la rivera de un río, y éste por los embates de las contaminaciones atmosféricas y ambientales puede aumentar o disminuir su cauce, desviarse o secarse definitivamente, esa serán sus opciones, ¿acaso no está en plena libertad de hacerlo, quién se lo impide, no esta ejerciendo su libre albedrío, su verdadera libertad de acción? Esto respecto a la naturaleza, pero veámoslo desde el punto de vista del grupo social, cual sería su reacción, puede retirase y ubicarse en otro espacio si aumenta, disminuye o se seca el cause del río, pero
puede por usucapión ocupar el lecho del río en caso de disminución o alejamiento de sus aguas y utilizará para el consumo del valioso liquido, pozos profundos, jagüeyes o el traslado del agua a través de tuberías de otros lugares, entre otras cosas; ¿acaso, no estamos en este supuesto, en presencia del ejercicio creativo y de la libertad de acción del ser humano? Evidentemente que si.
Ha revoloteado la idea además y es de interés traer a colación, sobre aquellas conexiones ocultas e indescifrables que la teoría de la racionalidad ha pretendido desconocer y someterlas al alto tribunal de la inquisición, a pesar que en estos tiempos donde la física cuántica ha descifrados muchas incógnitas y ha solventado algunos cabos sueltos que había dejado el strictus del racionalismo, llama poderosamente la atención la tesis planteada por el Dr. Rupert Sheldrake, sobre lo que él denominó por los albores de los años ´20 del siglo XX, la teoría de los campos morfogéneticos.
Estos campos según el autor, permiten la transmisión de información entre organismos de la misma especie sin inmiscuirse efectos espaciales. Es como si dentro de cada especie del universo, sea ésta una partícula o una galaxia, un protozoo o un ser humano, existiese un vínculo que actuara instantáneamente en un nivel sub-cuántico fuera del espacio y el tiempo. Y demostró su teoría con los famosos monos de la isla de Koshima en aguas de Japón, que consistió en que un grupo de científicos alimentaban a estos monos con batatas sin lavar, hasta que una ejemplar llamada Imo, se acercó al mar y lavó la batata, descubriendo que podía quitarle la arena, pelarla con facilidad, además que tenía un mejor sabor. Pronto todos los monos de la isla aprendieron el truco, pero lo extraño y es aquí donde esta la novedad que los otros monos del continente comenzaron a utilizar este sistema a pesar que se había evitado el contacto con los monos de Koshima con el resto del País. Este vínculo es lo que Sheldrake denomina campo mórfico o morfogenético. Al tratarse de una transmisión de información y no de energía, ello no contradice la Teoría de la Relatividad.
Tomando esta experiencia podemos decir, que la cultura es algo innato del ser humano, en conjunción al mundo que lo rodea y su permanente interacción, se transmite de forma directa o indirecta en cualquier parte del mundo, de forma directa en su cotidiana presencia
e interrelación y en forma indirecta a través de los mecanismos tecno-científicos y de acuerdo a lo antes mencionado sobre la tesis de Sheldrake, por la transmisión de información y no de energía, en esta ocasión, pongamos como ejemplo, en el caso de nuestros indígenas latinoamericanos, antes de la llegada de la invasión europea, que a pesar de no tener contacto directo con los habitantes de África, sus tradiciones y costumbres, tenían algunos puntos de encuentro y similitudes entre ellas, como muestra, indicamos el uso de maracas y tambores para comunicarse, en sus bailes y rituales, tradiciones que aún persisten en nuestros tiempos.
Todo lo antes mencionado nos lleva a la conclusión que el ejercicio de la libertad de acción u omisión, de esa interacción e interrelación, tanto del ambiente como del ser humano, nace o se produce la cultural, como expresión genuina de la libertad del individuo y de su grupo social vinculado al ambiente de convivencia. Es decir, la cultura es el producto de un verdadero proceso social cognitivo.
Cultura como sustento de identidad en un mundo globalizado.
Como ya se ha expresado anteriormente, el acervo cultural de toda sociedad, comunidad o pueblo, constituida por todas las actividades que constituyen la idiosincrasia, ideales e historia que éstas realizan, nacidas esencialmente de lo mas profundo del sentimiento, la materialidad y la espiritualidad, se impregna de manera sólida y convincente en el humano de forma individual, pero a su vez, es transmitido y difundido ese arraigo cultural a todo el colectivo, por la vía de imitación, por la práctica cotidiana de sus integrantes, por la difusión de sus costumbres, modos y usos sociales, esto sin otras imposiciones que las que se derivan de los dictados de la propia tradición del grupo social y cultural al que pertenecen.
Este enraízo cultural lleva consigo tanto en el consciente como en el inconsciente, dos premisas fundamentales hacia el futuro, las cuales podemos identificar seguidamente: Primero, su permanencia tanto en el tiempo como en el espacio, en cuanto a cultura se refiere. Y en segundo término, derivado de la necesidad de esa permanencia, extenderse y ocupar otras áreas que le garanticen tal perdurabilidad.
Para ello, las distintas sociedades se han encargado de demostrarnos a través del tiempo estas realidades, culturas milenarias que han permanecido hasta nuestros tiempos, sirviendo de referencias a las sociedades en que hoy vivimos (por ejemplo la cultura greco-romana), otras que han desaparecido parcial ó totalmente, (ejemplo, las culturas indígenas latinoamericanas), y esa permanencia o desaparición se debe fundamentalmente a la forma como se haya concebido, en primer lugar, como nació y en segundo lugar, como fue asumida y transmitido esa cultura. Si nace con la convicción de ser legítima, fundada en lo que ya se comentó anteriormente, esto es, como expresión genuina y verdaderamente libre del pensamiento humano, y además es asumida y transmitida como verdadero sentimiento de pertenencia, es muy alto el porcentaje que permanezca, sobrepasando los avatares del tiempo y la naturaleza, pero por el contrario, si no nace ni se transmite de la manera antes explicada, es bastante alta la probabilidad de su desaparición parcial o total, subsumida generalmente por otras culturas de raigambre sólidos que buscan su permanencia y su expansión. Es propicio la oportunidad para citar a Sigmund Freud (1936; 9), quien al referirse a la cultura comenta lo siguiente: “Todo aquel que ha vivido largo tiempo dentro de una determinada cultura y se ha planteado repetidamente el problema de cuales fueron los orígenes y la trayectoria evolutiva de la misma, acaba por ceder también alguna vez a la tentación de orientar su mirada en sentido opuesto y preguntarse cuales serán los destinos futuros de tal cultura y porque avatares habrá aún de pasar”.
Se ha dicho entonces, que la cultura constituye el registro identificatorio de los pueblos, y su existencia y permanencia esta básicamente fundada en el apego creativo, sentimental y libertario del individuo en sociedad. Cada vez más los avances tecnológicos, científicos y cibernéticos, colocan alternativas de diferentes índoles, en los distintos campos de los saberes humanos, en lo económico, social, político, religioso y ambiental que son justamente los elementos en los cuales se cimienta la cultura, pero la ciencia y la tecnología los trastoca, los modifica, los altera, suplantando sus procesos muchas veces de manera hasta violenta y en muchos de los casos sin el preaviso del no retorno, empujando a las sociedades junto a sus culturas a dar vertiginosos giros para ser consumidas sin piedad al final del camino por otras principios y valores distintos por el cual surgieron.
De manera que la identidad de los pueblos esta representada por la cultura, es la que le da ese hálito de independencia y autonomía, que les permiten perseverar e interactuar en un mundo cada vez más acogotado por los avances científicos y tecnológicos.
Pero la cultura popular, es la que representa la originalidad del acervo histórico de cualquier grupo social, es donde se manifiesta de manera clara y precisa, la legitimidad de su existencia y permanencia, es la expresión creativa de sus integrantes y los ideales de libertad consustanciados con lo sentimientos y arraigos mas profundos de los individuos, de la sociedad que comparte con otros individuos y el ambiente donde se desarrollan, estos son las instrumentos, valores y principios que deben garantizar la persistencia de cualquier cultura en un mundo globalizado.
Conclusión.
La cultura popular, es la esencia misma del ser humano y su ambiente, recoge en su concepción los elementos más preciados y compartidos de sus integrantes, nace y se transmite teniendo como fin, su permanencia en el tiempo y su extensión más allá de su circunscripción inicial. Por eso al decir cultura popular, estamos en presencia de la cultura misma, sin adjetivación ni discriminación, puesto que la cultura es una sola.
En la medida que los grupos sociales sientan, conciban y salvaguarden sus tradiciones y costumbres, en esa medida su legitimidad y libertad como pueblo permanecerán en el tiempo, lógicamente que amoldándose a los avances tecnológicos y científicos, siempre y cuando estén acorde con su aportación cultural y ambiental, para no perecer en el intento de competir sin arraigos profundos, en un mundo cada día mas globalizado e impregnado de múltiples comunidades ansiosas de expansión, con culturas consistentes y de un fuerte arraigo ancestral.
Bibliografía
Diccionario de la Lengua Española. (2001). Vigésima Segunda Edición. Tomo 6.
Freud, Sigmund. (1936). El porvenir de las religiones. Ediciones Ercilla. Santiago de Chile.
Geertz Clifford. 2003. La interpretación de las culturas. Editorial Gedisa, S.A. Barcelona España.
Gramsci.Antonio. (2011). ¿Qué es la cultura popular. Colección Historia. Materia: Art
http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Cultura_popular.
León Zonnis y Figuera, Jesús. “Las maracas y su relación con la faena del llano” en Parángula (Revista del Programa de Cultura de la Unellez). Barinas, año 9, nº 11, septiembre de 1992, pp. 21-25. Trascripción: Carmen Martínez.
Ministerio de la Cultura. Revista 26. Fundación Debate abierto. Año IX/2005. Tipografía y litografía “K”, S.A. Caracas-Venezuela.
Portugal F. María G. Universidad Internacional de Andalucía. Derechos Humanos Contemporáneos. Apuntes Pre- Tesis Doctoral. España - Bolivia. 2001.
Ramón y Rivera, Felipe.1990. La Música Folklórica de Venezuela. Monte Ávila Editores. Caracas.
Salazar, Rafael. 2003. Venezuela, Caribe y Música. Fundación Tradiciones Caraqueñas (FUNTRACAR) Caracas 2003.
Silva, Ludovico. (1979). Belleza y Revolución. Ensayos Temporales. Vadell Hermanos Editores. Valencia-Venezuela.
[1] JOSÉ DIONICIO BENAVENTA MIRABAL. Magistrado Suplente de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (2010-2016). Profesor contratado del Doctorado en Educación (U.C. Vzla). Ex profesor de Derecho del trabajo II (UAM. Vzla) Abogado.T.S.U. en Administración de Empresas. Doctor en Educación con Especialización en Mediación Pedagógica (Universidad La Salle de Costa Rica en convenio ULAC Vzla). Magíster en Derecho del Trabajo (UC. Vzla). Magíster en Historia de Venezuela (UC. Vzla). Magíster en Literatura Venezolana. (U.C. Fase de presentación de tesis). Cursante actualmente al Programa de Estudios Postdoctorales en Ciencias Sociales en la Universidad Latinoamericana y del Caribe y en la Universidad de Carabobo. Autor de varios libros publicado. Poeta, músico, cantante y compositor de música llanera, con tres (03) producciones discográfica de ese género. E-mail: josebenaventa@hotmail.com
0 comentarios